Sesgos cognitivos. Tres ocasiones en las que las estadísticas se usaron para sacar conclusiones disparatadas
¿Recuerdan ese chiste en el que una persona busca bajo un farol las llaves que se le perdieron en un callejón oscuro, simplemente porque la tarea es más fácil con luz? Pues todos hacemos un poco lo mismo en algún momento. Y los científicos, que no son ajenos a las debilidades humanas, también.